¿Prefieres ser feliz o tener la razón? Normalmente, cuando la gente responde esta pregunta dice que prefiere la felicidad. Sin embargo, las redes sociales no reflejan esa respuesta. ¿Alguna vez has pasado horas discutiendo con desconocidos sobre temas políticos?, o ¿has tenido que bloquear a algún familiar porque sus opiniones son distintas a las tuyas? Podría decir con seguridad que la mayoría hemos pasado por eso.

Este comportamiento violento en internet no es un fenómeno aislado: es global y masivo. Estas divisiones sociales se hacen aún más evidentes en fechas clave, como la Navidad de 2018 en Brasil, cuando muchas familias y amigos pasaron las fiestas aislados luego de haber peleado terriblemente por las elecciones presidenciales. Muchas discusiones empiezan en las redes sociales. Pero los brasileños no son los únicos a quienes les pasa esto: también hubo conflictos en Estados Unidos durante las elecciones presidenciales en 2016, sucedió lo mismo cuando fue el voto a favor del Brexit y así ha sido en cientos de eventos sociales y políticos alrededor del mundo.

Hay mucha tensión entre la gente, eso es un hecho. Las redes se han beneficiado muchísimo de la híper conectividad; sin embargo, cada vez hay más expresiones masivas de intolerancia, incredulidad y violencia. ¿Es culpa del internet? Probablemente no. Sería injusto culpar a los bits y bytes de nuestras máquinas. Hablar de las redes sociales es hablar del comportamiento de las personas.

Entonces, ¿cómo podemos ubicarnos a nosotros mismos dentro de este espectro de odio, identificar los elementos de conflicto y deshacernos de ellos para ser más empáticos? No hay una receta universal, pero entre más gente reconozca los elementos que conforman este quiebre, más fácil será practicar la empatía.

La triada del odio

Una de las razones por las que estos conflictos suceden es porque la gente solo obtiene información en la que cree o con la que está de acuerdo. Esta polarización es una barrera invisible que divide a las personas en silos y las vuelve incapaces de lidiar con opiniones distintas a las suyas. El lema de esta polarización es “odio todo lo que sea distinto a mis creencias”.

Ahora, juntemos esta polarización con una crisis global de confianza en las instituciones. Aquí entra en juego el factor “fake news” (noticias falsas). Básicamente, si la sociedad está dividida, los distintos conflictos compiten entre sí. Peor aún, en esta guerra de poder todas las armas son válidas, incluidas las mentiras o las verdades parciales. Como resultado, de un día para otro, la gente comienza a cuestionar la efectividad de las vacunas, a tramar teorías abstrusas sobre antenas 5G que propagan virus o creer que la Tierra es plana. Todo esto es absurdo, pero es muy serio, pues en un ambiente tan polarizado, las fake news son más peligrosas que nunca, ya que solo sirven para avivar el odio.

La tercera parte de la triada es la preocupante “cancel culture o cultura de la cancelación. Cuando la gente está dividida y ya no sabe qué creer, comienzan las actitudes arbitrarias donde no hay ningún asomo de empatía o justicia. En una sociedad donde se “cancela” a personas o situaciones, no existe el derecho a equivocarse ni a cambiar de opinión. Tan pronto alguien pone un pie fuera de las expectativas de los otros, empiezan los linchamientos sociales por parte de miles de jueces anónimos.  

En conclusión, la triada del odio se basa en la polarización ─cuando la gente deja de pensar en los otros como sus iguales─, en la diseminación de noticias faltas y una cultura de cancelación, todo lo cual recrudece la polarización, creando un círculo vicioso.

Pero no todo está perdido, porque podemos darnos cuenta cuando estamos dentro de este círculo vicioso y salir de él. El primer paso es la empatía, un ejercicio que requiere paciencia. Escuchar lo que los demás tienen que decir ayuda a disminuir la polarización. También es posible romper el círculo vicioso a través de información verificada y usar los hechos para construir un diálogo basado en argumentos bien estructurados. Podemos mitigar la evolución de la triada del odio al percatarnos de nuestros prejuicios y reconocer que todos somos humanos y, como tales, podemos cometer errores.

Así que, la próxima vez que estés a punto de pelearte en redes sociales, recuerda los tres pasos esenciales para romper la triada del odio: escucha pacientemente, investiga de manera responsable y reflexiona objetivamente.

Gabriel Guimarães trabaja en Relaciones públicas y se especializa en Medios, Política y Sociedad. Es Account Manager de Edelman Brasil, liderando el área de Tecnología. En su tiempo libre práctica kung-fu.