Tras 24 años desde el inicio de las conversaciones entre ambos bloques económicos, la semana pasada y en plena Cumbre del G20 el anuncio causó sensación: se firmó el acuerdo de asociación estratégica que sienta las bases para un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.

La firma fue considerada un gran logro del diálogo y negociación político-económica, en un contexto internacional especialmente particular: mientras que los principales socios de Argentina y Brasil -China y Estados Unidos- se encuentran en una guerra comercial, el Parlamento Europeo también marcaba el reloj para alcanzar los resultados ante la próxima asunción de una confirmación más nacionalista.

Los puntos acordados versan sobre una amplia variedad de agendas, en el que además de establecerse la liberalización del 91% de las importaciones a la Unión Europea, se destacan pautas sobre facilitación de exportaciones y eliminación de barreras no arancelarias, Propiedad Intelectual, contrataciones públicas, empresas estatales y estándares internacionales sobre protección ambiental, derechos laborales y responsabilidad social empresaria.

Si bien la implementación operativa del futuro Tratado, incluyendo la ratificación de las partes involucradas, podría llevar hasta dos años, las consecuencias políticas del mismo ya se están evidenciando. Mientras que el anuncio promueve el posicionamiento del Mercosur y sus líderes en la región, el impulso brindado por el acuerdo con la Unión Europea ha propiciado la convocatoria de los presidentes de Argentina y Brasil a iniciar conversaciones con los Estados Unidos para desarrollar un pacto de similares características.

Con la atención puesta en el texto definitivo del Tratado de Libre Comercio que negociarán ambos bloques durante las próximas semanas, se inicia un nuevo capítulo comercial en un mundo en permanente cambio.

 

Public Affairs Latam Team